LEYENDA DEL ARBOLON

Hola, me llamo María Jesús y voy a contar historias y leyendas sobre lugares de esta zona surocidental. Cada equis tiempo ponemos una y hoy ponemos La Leyenda del Arbolón

 LEYENDA DEL ARBOLÓN 

Una tradición que se ha mantenido e incluso toma vigor estos últimos años es la de plantar “el arbolón” frente a la capilla de Ambasaguas de la villa de Cangas, vieja celebración asociada al resurgir de la Primavera, que actualmente se celebra por San Pedro. La noche de San Pedro se planta el árbol, que ha de ser recto y con buena copa que sobrepase la altura de la capilla de Ambasaguas. Es indispensable que sea robado y que lo transporten los mozos a hombros. Suele medir 25 o 30 metros y su peso ronda los 2.500 kg. Una vez izado el árbol ante la capilla de la Virgen del Carmen se coloca lo más arriba posible una corona de flores como ofrenda a la Virgen. Frente al bar Sotero, junto a la entrada del puente romano se produce la última y más sentida parada. Allí la historia se hace presente y se lanzan los tradicionales gritos de: “viva María L´Aire”. En alusión a una mujer, vecina de aquel barrio, que allá a mediados del pasado siglo recuperó y potenció la tradición del arbolón justo cuando ésta agonizaba. Es el recuerdo y el homenaje de los hombres del arbolón a su memoria. María era una mujer bastante gruesa y los guasones del barrio solían meterse con ella alertándola de que “comiese algo pues se la podía llevar el aire en cualquier momento”. La economía del lenguaje en el habla llevó a que el inicial “María que te lleva el aire” quedase en “María L` Aire”. Entre las doce y las doce y media de la noche, el árbol cruza el puente “romano” y se adentra en Ambasaguas, ya espera un agujero en la tierra donde se introducirá el tronco, una vez preparado con “el hacho” para que se deslice más fácilmente sobre la tabla que le sirve de guía. La plaza y sus aledaños se encuentran siempre a rebosar. Aparecen sogas, horquillas, guías,y tablones. A tirones coordinados y la voz de un improvisado capataz ,que suele ser un veterano en estos menesteres, (los últimos años José Linares), el árbol va subiendo en peligroso equilibrio sobre cabezas y tejados. Según se den las cosas unos años se tarda más y otros menos, pero siempre se logra. Una vez enhiesto y asegurado un voluntario gatea a pulso y sin protección, hasta alcanzar una altura lo más cercana a la copa. Una vez arriba coloca una corona de flores entre los vitores y aplausos de la multitud. La ceremonia se da por concluida. Pasada la una la verbena y la fiesta adquieren vida propia hasta la madrugada. Esta fiesta es la noche del 28 al 29 de junio. Es la fiesta de San Pedro.

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